patakí de oggun
Oggún cometió una gran ofensa en casa de sus padres, así que Obatala sentenció que el próximo
hijo varón debía morir. Así nace Orúnmila y la profecía debe cumplirse Orula es enterrado hasta la
cintura al pié de una mata de Ceiba. Eleggua que los había seguido disfrazándose de ratón, lo
dice a su madre Llembó y entre los dos deciden no dejar morir a Orula. En el mismo instante que
Obatala entierra a Orula, pierde la memoria.
Al poco tiempo nace Changó y Obatala no queriendo hacerle daño lo llevó a su hermana Dada y le
encargó que lo criase. Al tiempo Changó se dirige a su hermano Eleggua para que le cuente todo
lo que sabía respecto a su nacimiento. Eleggua le dijo: “Coge la masa de tres güiros, tres pedazos
de coco, tres plumas de loro, agua de lluvia y manteca de corojo, prepara todo esto junto a una
Ceiba, déjalo tres días y tres noches, haz un emplaste con cáscara de huevo molida y pone a Baba
en la lengua, sienes y los ojos.
Changó siguió las instrucciones de Eleggua y al poco tiempo de untarle estas cosas a Babá, éste
comenzó a recordar lo que había pasado.
Aquí nace el canto a Changó que dice:
Ache Changó gue mogue gue guo orumila deguaga
De niño Babá le contó toda su vida a Changó
Al terminar sus relatos, Babá se lamentó de haberle hecho daño a Orúnmila, que no tenía culpa de
nada, Eleggua viendo la oportunidad de salvar a su otro hermano, que aún estaba vivo, enterrado
al pie de la Ceiba, se acercó a su padre y le dice:
“Babá un día al pasar yo por una Ceiba, vi un hombre enterrado hasta la cintura, me compadecí de
él y todos los días le llevo comida. Este hombre es un gran adivino y mucha gente va a consultarle
sus problemas al pie de Iroco, pero nadie se atreve a sacarlo de donde está enterrado, por temor a
que su padre lo mate.
Al escuchar su relato yo he pensado que quizá este hombre sea su hijo Orúnmila.”
Salió Babá hacia donde hacía tiempo había dejado enterrado a Orúnmila, quien al ver a su padre le
reconoce y le dice:
Iboru babami
Y Babá le contesta:
Ibocheche Orúnmila, Iboru apetevi Orúnmila
Babá lo sacó del agujero y le pidió que lo perdonase y regresara con él a su casa. Orúnmila lo
abrazó, Babá le pagó tres monedas a la Ceiba por lo que le había dado a su hijo y le prometió que
Iroko sería sagrada y respetada. Esta le entregó un pedazo de madera para su tablero redondo y
Babá lo confeccionó y se lo entregó a Orúnmila diciéndole:
“Tu eres adivino y adivinarás en mi casa con este tablero de Iroco, todo buen Oluwo tendrá que
tener uno”.
Orúnmila le replicó:
Maferefún Eleggua, Maferefún Changó, Maferefún Babá
Al enterarse Oggun que su padre había recuperado la memoria y rescatado a Orúnmila decidió ir a
casa de su padre y le dijo:
“Papá, no me maldigas más, yo te prometo que mientras el mundo sea mundo, yo haré todo el
trabajo que haya que hacer, de día y de noche trabajaré yo”
Aquí nace un canto que dice:
Oggún aguamile, Oggún arere, Oggún noble coba coba, Oggún tocumbi
Babá le responde:
Oche, Oche (Así sea)
En mi corazón no cabe el odio para mis hijos, Tú Oggún vivirás junto a Elegguá en la puerta y para
pasar por ella, habrá que pedirles permiso a ustedes. A ti Ozún, párate en el lugar más alto,
cuando vengas al piso será nada más que para avisarnos de algo malo que está por ocurrir.
patakí de oggun
Reviewed by yasi
on
12/08/2009
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